lunes, 26 de enero de 2009

Espíritu Rebelde

Cambia su geografía la tierra, cuando sobre ella sopla el viento, crea nuevos espacios, mueve el suelo. Junto al tiempo, la dinámica de la vida descubre los cambios que depara el futuro a la humanidad. Paradoja notable es la existencia del individuo sobre el escenario que le ofrece el tiempo y la suma de acciones como con la consecuencia que configura y codifica los tiempos futuros. Ser un presente para proyectarse en el bramido de una nueva época, u ocupar el lugar de aquel que perece para dar lugar a quién aliente. La evolución de las sociedades sucede como una consecuencia del avance del tiempo, con picos y valles correspondientes a cada estadio, se comprende que una decadencia no es más que el instante evolutivo que indica el agotamiento de un momento, y es oportuna para concebir las ideas revolucionarias que superen al pasado.

Contrapuestos y confusos aparentan ser los conceptos de los progresos evaluados desde rangos de tiempo distintos. Desde lo fugaz de la existencia de un individuo, la acción que aparenta ser burdamente negativa, en lo perpetuo de la historia no es más que la razón que justifica los cambios que elevan las ideas. Cuantos senderos existen en los destinos de nuestra humanidad, tantos como vidas en comunión puedan existir en ella. Cuantas razones nos inducen a comulgar en el error, seguramente tantas como senderos existan en nuestros destinos. Cómo, donde y cuando el acierto…
Obsoleta la vida de quién no se adapta a su presente, perturbada la de quién no la gobierna en su existencia, autista la de quién necesita aislarse para ser, errante la de aquellos que la pierden por no querer asumirla. Completa es la vida de aquel que en su acción coordina su esencia con el entorno activo que lo limita, sin que por ello se margine su existencia, sin que por ello se estanque en su presencia. Rebelde el espíritu de quién no se somete a las normas tácitas que frustran su existencia, que permanentemente conquista en sí mismo espacios de dominio personal, confrontando las debilidades que lo someten y los prejuicios sociales que lo juzgan. Rebelde el que rompe con los esquemas insustanciales, con las normas de sometimiento y que por ello se siente vivo y dueño de sus actos para cambiar y superarse a cada instante.
Tonto e ingenuo el que se piensa rebelde por la simple razón de que contraria su propia conveniencia, no se da cuenta que no hace más que aceptar un modelo impuesto por una moda externa a su naturaleza, igualmente sigue siendo un domado tras las rejas de sus vicios, penas, e inconsistencias.

- Los problemas no dan pena a la vida, la pena de la vida es no querer enfrentar los problemas. -


Al igual que la moneda tiene dos caras, sin ellas no podría ser tal, el ser humano es materia y espíritu y sin uno de ellos perdería su gracia. Rebelde el espíritu que pretende superar y gobernar la materia que lo contiene, sometido el espíritu de quienes se dejan abordar por el cuerpo que lo encierra.
La rebelión del espíritu no se demuestra con luchas externas a los dominios personales, sino que se define en lo propio de cada ser. Quién busque fuera de su existencia pierde el tiempo, su voluntad no gobierna la ajena, menos aún si no domina la propia, menos si pretende hacerlo sobre la de su prójimo. Los cambios sociales auténticos nacen desde los que están convencidos y no de quienes están obligados o confundidos, para abordar el convencimiento de una postura, es necesario superar con razón la que se deja. Esto solo es posible a partir de la reflexión interior, la auto crítica, y la voluntad de querer mejorar. Es necesario romper con los límites que nos impone nuestra materia, para comulgar con nuestra esencia, éste es el primer acto de rebelión del espíritu que se necesita para descubrir y redescubrir en nuestro interior, cuales son las metas que nos deponen nuestros anhelos en la vida. La sabiduría del que se conoce es mil veces más útil para quién propone rebelarse ante sus debilidades, que el conocimiento de lo ajeno a su ser.
Dócil, como un canario de jaula, el espíritu del sometido, del oprimido, nunca sabrá lo que significa ser libre, planear por el aire, volar; lo más que le permitirá su condición, es vivir en la ilusión de que sus pequeños saltos se asemejarán casi por igualación al acto de volar. Frustrada, hasta la agonía de la muerte, la vida de quien conociendo la rebelión de su espíritu, en su errático vivir, fue sumando condenas a su existencia, hasta no ser más de uno, y ser de lo que lo somete…
No existe la rebelión sin causas, existe el caudillaje de las ideas viejas con las nuevas, la confusión, el error, el acierto, la experiencia del traspié y las ganas de querer superar alguna situación. Entender que exista la rebelión sin causas es no comprender la diferencia de ideas, es el no respeto al discernimiento, faltar a la humildad y dar el paso necesario para empezar a aniquilar el espíritu rebelde que busca superase. Si bien es aparentemente cierto que muchas veces la práctica hace al maestro, también sucede que nada de lo suyo es absolutamente verdadero. De lo contrario podríamos groseramente pensar que Dios practico antes y primero le salió algún animal parecido al hombre, llamado mono, entonces en la tierra, los presuntos maestros ¿Que obra absoluta ejecutan…? ¡Ha! Espíritu Rebelde…

- Nunca supe por qué y para qué la selva necesita tener un Rey…
Me gustaría saber, cuánto de lo que interpreto, es… -


En tiempos de invasión cultural, la dominación de la personalidad del individuo se impone, solo es la rebelión del espíritu la que promueve la objeción, la reflexión y las ganas de querer desechar los parámetros que vencen la personalidad autentica del sujeto. Sin esa rebelión, la vida se pierde con el tiempo en un vacio. Un vacio que no es casual ni accidental, en realidad no es más que una gran bolsa que adoctrina voluntades para sostenerlas en un modelo que condena al espíritu de la humanidad bajo el gobierno de su debilidad. Ser una postura, o un puesto es la opción…
Se reconoce con amor propio, el espíritu rebelde; se ignora con desprecio personal, el espíritu domado, no distingue su gracia, su poder está rendido. Arrastrado por la inercia del sistema, manejado el sometido, por las dudas, por temor, ni se cuestiona su razón de existencia, prefiere distraerse en lo superfluo. Fácil es tomar alguna de las ofertas del mercado, mediocre el obediente de lo que contraria su esencia, perdido está entre la gente el que no comprende su presente.
Peligrosamente traidor a su persona el que neciamente acepta y obedece ser objeto de dominio, preferible es no cruzarlo. Si su sujeto no defiende, cómodamente entregará al más inocente distraído sin remordimiento y hasta tal vez lo haga convencido que su acto es positivo. Malvadamente ingenuo el que no aprovecha su razón para despertar la rebelión de su espíritu, por desidia o comodidad es mal ejemplo en vida. Puede equivocarse de camino el que se rebela ante sus condenas y busca mejorar, pero muerto en vida está quien ni siquiera lo intenta.
Investiga, reflexiona, piensa, el espíritu rebelde, inteligente si analiza su acción, desde lo interno hasta lo externo, bruto el que actúa solo por reflejo, e igualmente peligroso como aquel que se traiciona en vida por sumiso y obediente.

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